En primicia para ADN, el nuevo presidente del Consejo General y del Colegio del Principado de Asturias, Reinerio Sarasua, analiza la evolución reciente de la institución mediadora y desgrana los aspectos que pretende reforzar y trabajar más a fondo durante esta nueva etapa.
P: Nuevo presidente de la institución que agrupa a todos los mediadores de seguros españoles. ¿Qué sensaciones le genera este nombramiento?
R: Las principales sensaciones son el orgullo y la responsabilidad. El orgullo de presidir la institución más representativa del sector en nuestro país y una de las mayores del mundo; y la inmensa responsabilidad de desempeñar el cargo buscando y promoviendo consenso para tener un Consejo más fortalecido.
¿Por qué decidió presentarse?
Vivimos tiempos de incertidumbre. Los próximos meses van a ser especialmente importantes para la mediación por los efectos del COVID-19 en la economía del país y en el negocio asegurador. La realidad está cambiando muy rápido y para poder adaptarnos a ella hay que ser muy flexibles y ágiles. Pero, además, para afrontar la situación en la que nos encontramos y salir de ella fortalecidos, y con el impulso suficiente para protagonizar el futuro, se necesitaba un mayor consenso e integración de todos los que formamos el Consejo General e ilusionar a los colegiados, e incluso a los mediadores que no están colegiados, con un proyecto de unidad y de futuro que ayude a diseñar el Consejo que todos los mediadores queremos. Hacía falta un cambio en este sentido y creí, y creo, que podía aportar para hacerlo posible.
¿Con qué apoyos contaba a la hora de hacer efectiva su candidatura?
Nuestra candidatura está avalada por más del 80% de los Colegios. Conseguimos que la casi totalidad de los Colegios nos dieran su confianza. Nos sentimos muy respaldados para afrontar el reto que tenemos por delante.
Integrado por los 50 colegios provinciales, no es fácil aglutinar en una única línea de acción tantos intereses y voluntades distintos, con diferencias geográficas, de tamaño, de percepción… ¿cuál cree que debe ser el común denominador para poder avanzar al unísono?
Nuestro común denominador son los Colegios y, por tanto, los colegiados. Nuestro objetivo no es otro que diseñar el Consejo que todos los mediadores queremos. En este sentido, y como no puede ni nunca ha podido ser de otro modo, toda aportación constructiva será siempre bienvenida. Queremos conseguir, a través de la reflexión y el diálogo, un Consejo sin diferencias, plural, abierto y participativo que dé respuesta a las inquietudes de la profesión y ayude a resolver las verdaderas necesidades de los colegiados. Todos deben sentir que el Consejo se preocupa, sobre todo, de lo que de verdad les afecta, y que encontrarán en la institución respuesta firme a sus demandas. Hace falta que aunemos esfuerzos y trabajemos todos unidos desde la pluralidad y el consenso. Unir a la profesión es el primer paso para afrontar el futuro fortalecidos. Desde el Consejo debemos, igualmente, promover y garantizar una relación constructiva entre mediadores-administración-compañías, para que su día a día fluya de manera eficiente. Y que ni la labor de la Administración ni los objetivos y metas de las compañías frenen el desarrollo profesional y empresarial de los mediadores. Favorecer el crecimiento de la mediación profesional es velar por los derechos de los consumidores y de la efectividad de la industria aseguradora.
Los últimos años no han sido fáciles para el Consejo General que se ha visto afectado diversas situaciones problemáticas. En primer lugar, de gestión. De 10 años a esta parte los cambios internos y externos de la Comisión de dirección han sido numerosos e incluso podríamos decir ‘escandalosos’ dentro del sector. ¿Qué piensa de lo que ha ocurrido estos años? ¿Cómo encara este aspecto de gestión en su mandato para que no vuelva a suceder algo parecido?
Cualquier organización con más de 50 años de historia, como es el caso del Consejo General, pasa inevitablemente por distintas etapas y todas, las buenas y las malas, son necesarias. Las buenas, para sacar pecho; y las malas, para aprender lo que no se debe volver a hacer. No comparto, en todo caso, el calificativo de ‘escandaloso’ que refiere respecto a los cambios internos y externos de la Comisión Permanente. No ha habido ni hay lacra ni juicio pendiente, ni reproche legal que alcance a algún miembro del Consejo. Los cambios en sí mismos no son ni buenos ni malos, ni mucho menos escandalosos: deben valorarse en función del resultado del que se acompañen. Es cierto, sin embargo, y en ello trabajaremos, que debemos modernizar nuestras reglas de juego y actualizar nuestros estatutos a una realidad que ha cambiado de forma vertiginosa. A veces nos falta cierta flexibilidad para adaptarnos mejor a las nuevas situaciones.
Otra de las piedras de toque de la institución han sido los aspectos económicos, que llevaron, entre otras medidas, a la realización de auditorias de cuentas y, posteriormente, a la venta de la sede (contra lo que usted ya manifestó su oposición en su momento). Aún sin haber podido revisar a fondo, como presidente, las circunstancias actuales, ¿cómo valora la situación, cuáles son sus intenciones al respecto?
El resultado de las auditorías no arrojó ningún reproche personal a las personas que formaron y formamos el Consejo General. Sin ser obligatorias, fueron propuestas por la Comisión Permanente que presidió José María Campabadal, precisamente para arrojar luz sobre dudas del pasado. Insisto, no hubo reproche alguno personal. Y sí, efectivamente, me opuse firmemente a la venta de nuestra sede en Madrid y, aún hoy, sigo pensando que se deberían haber buscado otras opciones para afrontar la delicada situación económica de ese momento. Pero el Pleno así lo decidió y hay que aceptarlo y mirar hacia el futuro. Que el Consejo tenga una nueva sede es uno de nuestros objetivos. Por la información de la que dispongo en este momento, el Consejo goza de buena salud económica.
También se ha echado en cara al Consejo General cierta falta de iniciativa en la defensa activa y promoción del colectivo mediador, tanto frente a la Administración como ante la sociedad. ¿Cree que es cierta esa queja o es cuestión de mejorar la transparencia sobre las actividades que se realizan? ¿Cómo piensa afrontar esta coyuntura?
La supuesta falta de iniciativa del Consejo en la defensa de la mediación es algo que se lleva escuchando desde hace tiempo. Todos los presidentes que formamos parte de esta institución tenemos como objetivo principal la defensa y promoción profesional de los mediadores. No somos ajenos a esta necesidad. Todos somos mediadores en ejercicio.
Sí que parece que, a veces, no conseguimos comunicar bien las acciones que llevamos a cabo en esta línea y esto genera la falsa imagen de que se hace poco, pero no es así. No es falta de iniciativa o de transparencia. El reto está en comunicar, y comunicar bien lo que se hace para poder poner en valor el papel y la labor del Consejo, posicionar a la mediación en la sociedad y difundir su verdadero valor social y económico. Y, siendo autocríticos, debemos reconocer que sí, en alguna ocasión, se debería haber sido más firme. No dudaremos en actuar con mayor vehemencia, debatir y elevar más la voz en el futuro, si la circunstancia lo requiere. El Consejo ostenta la máxima representación de la profesión y la defensa legítima de los intereses de los mediadores ante todas las instituciones en todos los ámbitos de la sociedad, y esto es algo que no se nos puede olvidar nunca.
¿Cree que todas estas circunstancias están menoscabando la imagen de la institución? Si es así, ¿cree que puede revertirse esta percepción?
La imagen de la institución sólo se menoscaba cuando no se afrontan los problemas y el claro ejemplo de que no es así es que abordamos este periodo con el respaldo de más del 80% de los presidentes de los colegios. La imagen de unión y de consenso es la mayor demostración de la fuerza de nuestra institución. Otra cosa es que haya a quien le interese que no sea así. Pero esas personas no están en el Consejo. Insisto: el Consejo General es la mayor organización sectorial de la mediación profesional en nuestro país y una de las mayores y más respetadas en el mundo.
Una vez revisados los problemas, vamos a por las soluciones: ¿cuáles serán las líneas de trabajo esenciales de su mandato? ¿Qué espera conseguir con ellas?
Creo que en estos meses han cambiado las prioridades para todos. Trabajar por mantener un Consejo unido y cohesionado es el principal reto a afrontar en un final de 2020 y un futuro año 2021 que se presentan complicados. Vamos a trabajar para que los Colegios y los colegiados sientan y reconozcan que el Consejo General es la mejor herramienta para afrontar los retos legislativos, profesionales y empresariales que tienen los mediadores. El Consejo vela por la ‘Mediación’ en mayúsculas y, de ello, se benefician también los mediadores no colegiados.
¿Qué lugar ocuparan la formación y CECAS en estos planes?
CECAS, Escuela de Negocios de Seguros, es clave para el futuro de los mediadores colegiados. Diferenciarnos de las ‘fast food’ del seguro sólo se consigue con profesionalidad, conocimientos y experiencia, y este es el gran valor que aporta CECAS.
¿Y cómo ve al Consejo General después de implantar esas medidas, cómo le gustaría posicionar a la institución? El Consejo debe ser y es la referencia sectorial de la mediación. Una colegiación no obligatoria aporta el máximo valor a quien quiere asumir el compromiso de estar colegiado. El mediador colegiado es el que posiciona a la profesión, a su Colegio y al Consejo General. El Consejo General lo construimos entre todos. Más allá de mantener su posicionamiento en la sociedad como ente representativo de la mediación profesional, unidos conseguiremos posicionar al Consejo como colaborador de la Administración en defensa y fomento de todas aquellas disposiciones en beneficio de la mediación profesional y, por defecto, de los ciudadanos en general.